jueves, 2 de febrero de 2017

Por vivir intensamente los lunes

Hacía tiempo que no escribía. El día a día, que te impide con ese ritmo tan vertiginoso, hacer lo que te gusta. Así que hoy me he revelado. Y voy a escribiros sobre esas personas que te animan a revelarte. Esas personas que desempeñan un rol que tú también puedes tener.

Me encanta conocer a gente, hablar con personas tan distintas a mí y a mis circunstancias y entorno… en fin, soy de esas que cree que cada persona tiene algo que aportarte y enseñarte. Hay personas que te enseñan lecciones duras, como saber a lo qué atenerte, que te ayudan a descubrir lo que no quieres tener cerca, a saber lo que te molesta y lo que te enfada.

Pero también hay personas que te ayudan a saber lo que quieres. Personas que brillan, que dan claridad a tu día, o al menos, el tiempo que duren en tu vida. Ese tiempo a veces será un par de días, o de meses y otras será una vida entera. Enserio: una puta vida entera enseñándote cosas y aclarándote dudas siendo tu principal pilar. Eso es grande amigos. Y mola.

Esas personas, insisto aunque fuera de forma efímera, han dejado huella en mi vida. Son personas ‘faro’. Te iluminan, te guían y enseñan el camino que quieres tomar sin decírtelo, porque te avisan de dónde están las rocas con las que te puedes chocar.

Faros firmes, bien agarrados a las duras piedras que soportan grandes mareas, fuertes temporales y la inmensa tranquilidad y bravura del mar. Si pilláis a una persona de esas, os aconsejo que la tengáis cerca. Son personas de raza.

Una de estas personas es un gran artista, de esos que no tiene un nombre cotizado pero una obra envidiable, y me enseñó una gran lección sin ponerse a recitarla, simplemente con su ejemplo: a observar. Cuán importante es esta virtud y qué poco se valora con las prisas. A observar las calles y a las personas que por ellas pasan, a ver las obras que hay plasmadas en paredes de la ciudad, a disfrutar de unos sencillos acordes de guitarra… OBSERVAR. Un buen ejercicio para esto es leer poesía, ya me contaréis que tal.

Otra persona ‘faro’ me enseñó, sin enseñármelo directamente, a valorar el tiempo. Una de las mejores rebeliones. Una lección que aprendí hace ya unos 11 años y que cada día interiorizo. Hay un contador de nuestros días, de nuestros minutos y de nuestros segundos que no conocemos. Este gran pilar me enseña a disfrutar de lo cotidiano haciéndolo extraordinario. ¡Qué delicia saber valorar los pequeños detalles! Un buen café con la mejor compañía (aunque sea la compañía de todos los viernes), un simple vistazo a la luna,… porque como dijo Mae West, ‘sólo se vive una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente’. Nadie sabe qué tiempo tenemos, así que despierta, levántate y APROVECHA TU TIEMPO. No es un tópico lo de que el tiempo es oro, es la misma realidad.

Ya paro, porque sé que sois listos y que ya habéis pillado la idea, pero quería mencionar a otra personita que hace que te reveles, ésta hace que flipes con cualquier cosa, todo es una aventura y hasta ir a comprar el pan lo hace divertido. Inquieta, disfruta de la naturaleza, disfruta de la sencillez de un abrazo y que ríe, siempre ríe. De verdad, gente sonriente no hay mucha, pero cuando te encuentras con alguien así, quieres tenerle cerca. Pero digamos que la mejor virtud/ enseñanza es una de las más importantes, y aquí me pongo soberana, es la de NO QUEJARSE. La queja es algo fácil y rápido, y de sobra sabemos que eso no siempre funciona. Qué bonito hacer de un problema unas risas, quitarle importancia para seguir adelante. Parece que es sencillo, pero eso es porque esas personas tienen tan interiorizado disfrutar de la vida, que lo hacen fácil. No se plantean perder el tiempo. Evidentemente no todos los días del calendario son perfectos, pero saben que después saldrá el sol.

Espero que podáis algún día disfrutar tanto de la gente como lo hago yo. Valorar los detalles y decir un ‘buenos días’ mirando a los ojos al conserje, un ‘qué bonito tiene usted estas rosas’ al jardinero, o un ‘gracias’ al conductor de autobús. Bien mirado es una forma de hacer cada día un día nuevo. Ya sabéis, vivir intensamente hasta los lunes. Si queréis cambiar el mundo, quizá esto os sirva.